Experta en fraudes detecta nuevas irregularidades en estudios del científico chileno Claudio Hetz
El 13 de octubre, la revista Nature -una de las más prestigiosas a nivel mundial- publicó un artículo sobre el descontento que generó en la comunidad científica que Hetz, investigado en la Universidad de Chile por manipulación de datos en 23 estudios, no recibiera mayores sanciones después de detectarse faltas graves al proceso científico. Esa misma semana, Elisabeth Bik, científica forense, detectó dos posibles nuevos fraudes más.
El calvario comenzó en enero de 2021 para el neurocientífico chileno, Claudio Hetz. Ese día, el biólogo alemán-ucraniano, Leonid Schneider, publicó en su blog For Better Science –donde realiza periodismo científico a través de denuncias de fraude e irregularidades en el mundo de la ciencia– un extenso artículo sobre Hetz; denunciando posibles manipulaciones de evidencia científica en más de 30 estudios.
Se llevó a cabo una investigación al respecto en la Universidad de Chile, la que no sancionó mayormente a Hetz, quien dio por superada la crisis en una entrevista con La Tercera de septiembre.
Pero Hetz no sabía que semanas después, la prestigiosa revista Nature publicaría un artículo sobre el descontento que generó en la comunidad científica la falta de sanciones ejemplificadoras en su contra. Menos aún que la microbióloga experta en fraude científico, Elisabeth Bik, detectaría dos casos más de manipulación de imágenes.
Informe concluye que Hetz muestra “una total falta de autocrítica respecto de acciones que entonces y ahora violan principios éticos básicos en una publicación científica”.
La investigación por fraude de la que salió prácticamente sin consecuencias fue conducida por la casa de estudios donde es académico, la Universidad de Chile. Aun así, el comité de expertos concluyó que el neurocientífico cometió graves “errores”, como la manipulación de imágenes sin declarar, siendo presentadas como evidencia científica. Sin embargo, se descartó el fraude científico, entendiendo esto como “un acto deliberado de creación de datos falsos para apoyar o demostrar una determinada tesis científica”, algo que el propio Leonid Schneider define cómo muy difícil de probar.
“Es imposible comprobar que estas manipulaciones fueron un acto deliberado para defraudar, ya que para eso tendría que admitirlo él. No se puede demostrar esa intención de manipular salvo con una confesión, sólo se puede probar que hay errores y manipulación”, explicó a INTERFERENCIA cuando se conoció el informe final del comité evaluador. (Revise acá el artículo de este medio al respecto).
Si bien se descarta el fraude, el propio informe concluye que Hetz muestra “una total falta de autocrítica respecto de acciones que entonces y ahora violan principios éticos básicos en una publicación científica”. Agrega el documento que el científico incluso “parece más bien lamentar no haber tenido mejores herramientas de edición de las figuras, de modo que las intervenciones no declaradas hubiesen pasado desapercibidas”.
Cabe mencionar que las imágenes publicadas por Hetz fueron presentadas como evidencia científica, pero cuyas características visibles no son posibles de obtener en experimentos reales (imágenes idénticas para dos procedimientos distintos), razón por la cual se descubrió que dichas imágenes habian sido adulteradas.
Tres semanas después de emitido el informe del comité científico vino el artículo de Nature. Publicado el 13 de octubre y titulado Investigadores chilenos descontentos luego de investigación a neurocientífico estrella. La nota de una de las más reputadas revistas científicas asegura que “algunos miembros de la comunidad investigadora chilena opinan que las acciones del científico instalan un mal ejemplo para investigadores en el país y cuestionan por qué su castigo no fue más grave”. (Revisé acá el artículo en ingles de Nature).
Esa misma semana, Elisabeth Bik –quien el 2020 ganó el premio Peter Wildy, otorgado por la Sociedad de Microbiolohía por su aporte a la comunicación y educación en el área– presentó nuevas dudas en estudios de Hetz que no fueron incluidos en la investigación del comité científico de la Universidad de Chile.
¿Nuevos casos de manipulación de evidencia científica?
En octubre, Elisabeth Bik comentó uno de los estudios de Claudio Hetz disponible en el sitio de revisión científica, PubPeer. “El panel ileso XBP1 Nes -/- pareciera superponerse al panel ileso / No-Tg”, comenta la forense científica. Luego, adjunta dos imágenes, recortando en un cuadrado celeste fragmentos idénticos de dos muestras que se presentan como distintas (mismo problema detectado con anterioridad en el caso anterior).
“La etiqueta sugiere que estas podrían ser dos muestras diferentes. ¿Pueden por favor los autores clarificar?”, consulta Bik.
La respuesta llegó casi de inmediato: el propio Hetz contestó,asegurando que “vamos a analizar este problema, identificar la fuente de datos y contactar a la editorial lo antes posible”. Hetz cerró el escueto comentario con un “muchísimas gracias”.
No fue el único hallazgo de la microbióloga holandesa. En otro estudio, Bik volvió a detectar imágenes que se sobreponen, esta vez por duplicado. En cuadros rosados, parte de los trazos del panel C que se sobreponen unos con otros. En verde, trazos que se ven “muy similares” unos con otros en el panel D.
“¿Podrían los autores, quizás, clarificar si esto es esperado? No estoy segura si estos trazos deberían sobreponerse o verse similares, o si esto es algo inesperado”.