Un periodista argentino registró la triste realidad del Desierto de Atacama a la altura de Alto Hospicio: toneladas de ropa de todas partes del mundo y sin usar que son desechadas en este lugar.
Tristemente, el desierto de Atacama en Chile se ha transformado en un basurero clandestino de ropa de todo el mundo. Prendas nuevas, con etiqueta y otras con muy poco uso conforman verdaderas montañas que ensucian el bello paisaje árido.
Se estima que se botan unas 59.000 toneladas anuales de ropa que llegan por la zona franca del puerto de Iquique, también conocida como Zofri.
El periodista argentino y popular tiktoker, Jason Mayne, se trasladó hasta el lugar para retratar esta realidad. Allí comprobó que la mayoría de las prendas estaban en buen estado, y algunas incluso con etiqueta.
“El desierto de Atacama y en el medio estas montañas de ropa. La montaña que hizo el hombre (dice apuntando a los montones de prendas botadas) y la montaña que hizo la naturaleza (apuntando a las dunas de arena)”, dice en uno de sus videos.
“Sí, esto que estás viendo es posta, hay por lo menos 100 mil toneladas de ropa, mucha ropa nueva, con etiqueta”, añade.
Como ejemplo, muestra un jeans nuevo para el que se estima -de acuerdo a informes de la ONU- se usaron 7.500 litros de agua para fabricar. “Lo que una persona consume en 7.5 años”, explica Franklin Zepeda, CEO de Ecofibra, empresa que elabora paneles aislantes con estos desechos.
En su recorrido, Mayne también se encontró con un grupo de venezolanos que fue a buscar prendas en estas montañas de ropa.
En otro clip, el periodista cuenta que la ropa, proveniente principalmente de Europa y Estados Unidos, termina ahí tras ser desechada por los importadores. Estos últimos hacen una selección de las prendas que les llegan y se deshacen de lo que consideran “no vendible”.
Cabe destacar que estas toneladas de basura escondida en el desierto se encuentran a la altura de Alto Hospicio, en la región de Tarapacá.
Una industria tóxica
Un estudio de la ONU de 2019 señala que la producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014 en el mundo, transformándose en la “responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global”.
Este mismo reporte indica que la fabricación de ropa y calzado genera el 8% de los gases de efecto invernadero, y que “cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura”.
Si se escarbara en la tierra del desierto se encontraría más ropa, pues algunos camiones municipales la han tapado para evitar incendios, que son muy tóxicos debido a los químicos y materiales que componen muchas de las prendas. No obstante, esta ropa contamina igual y no sólo el paisaje, sino que desprende contaminantes al aire y hacia las napas de agua subterráneas.